
La relojería se convierte en arte en el nuevo capítulo de la maison neoyorquina
Tiffany & Co., esa casa legendaria que lleva más de un siglo reescribiendo el lenguaje del lujo americano, ha revelado su más reciente creación: Bird on a Rock Legacy, un reloj que no solo marca el tiempo, sino que lo transforma en una experiencia visual. Bajo esta nueva pieza, la relojería abandona su función utilitaria para instalarse en el espacio de lo escultórico, lo onírico, lo absolutamente simbólico.

La pieza nace como una reinterpretación del icónico broche Bird on a Rock, diseñado originalmente en 1965 por Jean Schlumberger, el célebre joyero de Tiffany. Aquella joya mítica —donde un pájaro se posa delicadamente sobre una piedra preciosa— se convierte ahora en la musa estructural de un reloj que desafía los límites entre joyería, arte y diseño industrial.

A primera vista, el Bird on a Rock Legacy es una obra de teatro miniaturizada: el dial, engastado con diamantes o piedras de color como zafiros rosas o espinelas, se convierte en un escenario donde el ave, minuciosamente elaborada, parece estar a punto de levantar el vuelo. La correa, en satén o cuero noble, apenas distrae de lo esencial: el tiempo como objeto de contemplación.
Pero esta no es solo una declaración estética. En una industria dominada por los relojes deportivos y las complicaciones técnicas, Tiffany & Co. apuesta por lo emocional, por lo artístico. Su enfoque no es competir con la relojería suiza en precisión, sino proponer una nueva forma de llevar el tiempo: como símbolo, como joya, como narrativa personal.

La manufactura de cada pieza es limitada. Su valor no solo está en los quilates, sino en lo que representa: una continuidad entre la herencia de Schlumberger y el presente creativo de la maison, hoy revitalizada por su pertenencia al grupo LVMH. En este reloj se cruzan pasado y futuro, artesanía e invención, lujo y poesía.
Con el Bird on a Rock Legacy, Tiffany & Co. no solo lanza un nuevo reloj. Afirma que en un mundo acelerado, lo verdaderamente valioso no es correr detrás del tiempo, sino saber contemplarlo. Y hacerlo, si es posible, con belleza.