
No todas las colaboraciones están hechas para el espectáculo. Algunas, como la unión entre Ferragamo y Porsche, nacen desde un lugar más íntimo: el del respeto mutuo entre dos casas que entienden el lujo no como un gesto llamativo, sino como una disciplina. Para conmemorar los 40 años de Porsche Italia, ambas firmas presentan una edición especial del 911 Carrera 4 GTS y el Taycan 4S, intervenidos con un nivel de detalle que desafía cualquier lectura superficial.
La colección se articula en torno a un color: Blusogno. Un azul profundo, elegante, con alma textil. No es un tono nuevo, pero sí es la primera vez que sale del universo Ferragamo para recubrir cada centímetro de un automóvil. Desde la pintura exterior hasta la tapicería, pasando por los detalles del volante, la consola central y los paneles de las puertas, todo ha sido intervenido bajo una paleta que no grita, pero que permanece.
El diseño no se reduce a lo visual. Las costuras internas combinan cuero en tono piedra con inserciones de madera Paldao teñida a juego. En el exterior, líneas pintadas a mano —en blanco marfil— recorren el cofre y el alerón como si fueran cortes de un patrón de sastrería. Al interior, una placa conmemorativa y el logo de Ferragamo iluminado sobre el umbral son los únicos elementos que confirman que esto no es un Porsche cualquiera.
El lanzamiento está limitado a 52 unidades y se venderá exclusivamente en Italia. No habrá venta internacional ni segunda edición. No se trata de crear deseo por escasez, sino de mantener la integridad de una colaboración que se pensó para rendir homenaje a la historia, no para capitalizar el hype.
Este proyecto no es una campaña: es un manifiesto. Habla del valor de la artesanía, del diseño consciente y del lujo como una práctica que exige tiempo, visión y contención. Ferrari viste a Porsche, pero no lo disfraza. Porsche se deja intervenir, pero no se entrega por completo. En esa tensión, en esa conversación entre códigos, nace un objeto que no se mira: se interpreta.





